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Metilfenidato


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Acción Terapéutica:
Estimulante del Sistema Nervioso Central (SNC).

Indicaciones:
Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
(ADDH), como una parte integral del programa de tratamiento global que incluye otras medidas curativas (psicológicas, educativas y sociales), para obtener un efecto estabilizador en niños con ADDH.


Farmacocinética
Posología

Efectos
adversos
Advertencias
Precauciones
Interacciones
Contraindicaciones
Sobredosificación

Narcolepsia: Los síntomas abarcan somnolencia diurna, episodios de sueño inhabituales y pérdida rápida del tono muscular voluntario.

Farmacodinamia:
El Metilfenidato es un estimulante del sistema nervioso central. Su mecanismo de acción en el ser humano no se ha dilucidado por completo, pero, presumiblemente, ejerce su efecto estimulando el sistema activador del tronco cerebral y la corteza. No se ha determinado claramente el mecanismo por el que Metilfenidato produce sus efectos sobre la mente y la conducta de los niños ni se han obtenido pruebas concluyentes de cómo se relacionan tales efectos con las afecciones del sistema nervioso central.

Farmacocinética:
Absorción: La sustancia activa, el clorhidrato de metilfenidato, se absorbe rápida y casi completamente tras la administración oral. Debido a su intenso metabolismo del primer paso, la disponibilidad sistémica se eleva sólo al 30% (11-51%) de la dosis. La ingestión junto con alimentos acelera la absorción, pero no influye sobre la cantidad absorbida. Los picos de la concentración plasmática, de 40 nmol/l (11 ng/mL) se alcanzan en promedio a las dos horas de haber administrado 0,30 mg/kg. Sin embargo, la concentración máxima en el plasma varía marcadamente de unos pacientes a otros. El área bajo la curva (ABC) de la concentración plasmática, así como el pico de la misma, son proporcionales a la dosis administrada.
Distribución: En la sangre, el metilfenidato y sus metabolitos se distribuyen entre el plasma (57%) y los hematies (43%). El metilfenidato y sus metabolitos tienen una fijación baja a las proteínas plasmáticas (10-33%). El volumen de distribución aparente es de alrededor de 13,1 1/kg.
Biotransformación: La biotransformación de metilfenidato es rápida y extensa. Las concentraciones plasmáticas máximas del metabolito principal ácido a-fenil-2-piperidina-acético son aproximadamente dobles a las de metilfenidato y el aclaramiento sistémico medio es de 0,17 l/h/kg. Sólo es detectable una pequeña cantidad de metabolitos hidroxilados (p. ej. hidroximetilfenidato y ácido hidroxivitalínico). La actividad terapéutica parece deberse principalmente a la sustancia madre.
Eliminación: Metilfenidato se elimina del plasma con una vida media de dos horas. El aclaramiento sistémico medio es de 10 l/h/kg. Tras la administración oral, del 78-97% de la dosis se excreta por la orina y el 1,3% por las heces en forma de metabolitos a lo largo de 48-96 horas. En la orina sólo parecen pequeñas cantidades (< 1%) de metilfenidato inalterado. La mayor parte de la dosis se excreta por la orina como ácido a-fenil-2-piperidina acético (60-86%). La vida media de eliminación y la excreción urinaria acumulada de ácido a-fenil-2-piperidina acético no son significativamente distintas para los comprimidos SR. Por tanto es igual la cantidad total absorbida a partir comprimidos de 20 mg SR y comprimidos convencionales de 20 mg.
Características en los Pacientes: No hay diferencias aparentes en la farmacocinética del metilfenidato de los niños hiperquinéticos y de los adultos normales. De los datos de eliminación en pacientes con función renal normal puede deducirse que la excreción renal de metilfenidato inalterado apenas disminuirá si existiese una insuficiencia de la función renal. Sin embargo puede verse reducida la excreción del metabolito ácido a-fenil-2-piperidina acético.

Posología y Modo de Administración:
La posología se adaptará a las necesidades y la respuesta del paciente.
Adultos: Para el tratamiento de la narcolepsia la dosis se administrará en dos o tres tomas al día. La dosis media diaria es de 20-30 mg. Algunos pacientes pueden necesitar 40-60 mg diarios. En otros serán adecuados de 10 a 15 mg diarios. Los enfermos que no puedan dormir si toman la medicación tarde, deberán ingerir la última dosis antes de las 6 de la tarde.
Niños de 6 años o más: Para el tratamiento del ADDH se procurá que la administración coincida con los períodos de mayores dificultades escolares, conductuales y sociales. Se comenzará con 5 mg una o dos veces al día (p. ej. con el desayuno y la comida) incrementado gradualmente la dosis a razón de 5-10 mg a la semana. Las dosis diarias totales se administrarán de manera fraccionada. No se recomiendan dosis diarias superiores a 60 mg. Si después de haber ajustado adecuadamente la dosificación, no se observa que hayan mejorado los síntomas en el curso de un mes, se interrumpirá la medicación. Si se agravan los síntomas o aparecen otros efectos secundarios, se reducirá la posología o, en caso necesario, se retirará el preparado. Algunos niños presentan insomnio porque el efecto del Metilfenidato declina por la tarde. Tales pacientes pueden recaer a su nivel usual de actividad o distracción. Cabe que una dosis adicional de acción breve administrada hacia las 8 de la tarde resuelva este problema. Se dará una dosis de ensayo a la hora de acostarse para aclarar el resultado. Se interrumpirá periódicamente la administración de Metilfenidato para determinar el estado del niño. Es posible prolongar la mejoría sintomática retirando temporal o permanentemente la medicación. El tratamiento no ha de ser indefinido ni necesita serlo. Generalmente se puede suspender durante la pubertad o después de la misma.

Efectos Adversos: 
Nerviosismo e insomnio son los efectos secundarios más comunes. Se manifiesta al comienzo del tratamiento y suelen poder ser controlados reduciendo la dosis y dejando de tomar el medicamento por la tarde o la noche. También es corriente la pérdida del apetito, aunque suele ser pasajera.
Sistema nervioso central y periférico: Ocasionales: cefalea, somnolencia, vértigo, disquinesia. Raros: dificultades de la acomodación y visión borrosa. En casos aislados: hiperactividad, convulsiones, calambres musculares, movimientos coreotetoides, tics o exacerbaciones de tics ya existentes y síndrome de Gilles de la Tourette, psicosis tóxica (a veces con alucinaciones visuales y táctiles), humor depresivo transitorio, arteritis cerebral y/o oclusión.
Tracto gastrointestinal: Ocasionales: dolor abdominal, náuseas, vómitos. Suelen ocurrir al comienzo del tratamiento y pueden verse aliviados por la ingestión simultánea de alimentos. Sequedad de boca.
Aparato Cardiovascular: Ocasionales: taquicardia, palpitaciones, arritmias, cambios en la tensión arterial y la frecuencia cardíaca (de ordinario un incremento). Raros: angina de pecho.
Reacciones de Hipersensibilidad: Ocasionales: Erupción, prurito, urticaria, fiebre, artralgia, alopecia. Sangre: En casos aislados: leucopenia, trombocitopenia, anemia. Otros: Raros: reducción moderada del aumento de peso y un poco de retraso del crecimiento durante la terapéutica prolongada en niños.

Advertencias:
Metilfenidato no deberá administrarse a niños menores de 6 años por no haberse averiguado la seguridad y eficacia a esta edad. No se empleará Metilfenidato para tratar la depresión grave de origen exógeno o endógeno. La experiencia clínica sugiere que en los niños psicóticos la administración de Metilfenidato puede exacerbar los síntomas del trastorno de la conducta y la ideación. El abuso crónico del Metilfenidato puede conducir a una marcada tolerancia y dependencia psíquica con diversos grados de conducta anormal. Pueden producirse claros episodios psicóticos, especialmente como respuesta al abuso parenteral. Los datos clínicos disponibles indican que el tratamiento con Metilfenidato en la niñez no incrementar las probabilidades de adicción.

Precauciones:
El tratamiento con Metilfenidato no está indicado en todos los trastornos por déficit de aténción e hiperactividad y sólo entrará en cosideración tras haber establecido un historial completo y evaluado al niño de manera total. La decisión de prescribir Metilfenidato dependerá de lo que opine el médico acerca de la cronicidad y gravedad de los síntomas y de si su edad es apropiada. La prescripción no debe basarse solamente en la presencia de características aisladas de la conducta. Cuando los síntomas se acompañen de reacciones de stress agudo, el tratamiento con Metilfenidato no suele estar indicado. Metilfenidato se empleará con precaución en los pacientes con epilepsia. La experiencia clínica ha mostrado que un pequeño número de enfermos puede sufrir un empeoramiento en cuanto a la frecuencia de los ataques al ser tratados con Metilfenidato. Si aumenta la frecuencia de las crisis, se dejará de administrar Metilfenidato. Aunque no se ha confirmado la relación causal, se ha comunicado una moderada reducción del aumento de peso y ligero retraso del crecimiento al utilizar prolongadamente estimulantes en los niños. Esto suele ir seguido de un crecimiento acelerado cuando se interrumpe la medicación. Con objeto de minimizar tales complicaciones, algunos especialistas recomiendan períodos exentos de tratamiento, particularmente durante las vaciones escolares largas. Se procederá con precaución en los pacientes inestables emocionalmente, como los que tengan antecedentes de drogadicción o alcoholismo, puesto que es posible que aumenten la dosificación por propia iniciativa. Se utilizará con cautela en los hipertensos. La presión arterial se controlará en intervalos adecuados en todos los enfermos que tomen Metilfenidato principalmente a los que padezcan hipertensión. No son completos los datos disponibles sobre la seguridad y la eficacia del uso prolongado sometidos a terapéutica a largo plazo. Es conveniente efectuar periódicamente hemogramas completos, recuentos diferenciales y plaquetarios en el curso de la medicación prolongada. Es necesaria una supervisión cuidadosa durante la retirada del fármaco, ya que ello puede desenmascarar una depresión, así como los efectos de la hiperactividad crónica. Algunos pacientes pueden necesitar un seguimiento prolongado.
Embarazo y Lactancia: No existen pruebas de riesgo para el feto, pero es limitada la experiencia durante el embarazo. En estudios con animales, Metilfenidato no afectó a la capacidad reproductora ni a la fertilidad. Tampoco ejercició efectos embriotóxicos, fetotóxicos o teratogénicos cuando se administró una dosis de 2 a 5 veces mayor que la dosis terapéutica humana. No se administrará Metilfenidato a mujeres embarazadas a no ser que el beneficio potencial supere el riesgo para el feto. No se sabe si la sustancia activa de Metilfenidato y/o sus metabolitos pasan a la leche materna. Por razones de seguridad, las madres que amamantan no tomarán Metilfenidato.
Efectos Sobre la Capacidad para Conducir Vehículos y Utilizar Maquinaria: Como Metilfenidato puede afectar la capacidad de reacción, se advertirá a los pacientes que no deben conducir vehículos, manejar maquinaria ni desarrollar otras actividades potencialmente peligrosas.

Interacciones medicamentosas:  
El Metilfenidato se empleará con precaución junto con hipertensores e inhibidores de la MAO. Los estudios farmacológicos en seres humanos han mostrado que Metilfenidato puede inhibir el metabolismo de los anticoagulantes a base de cumarina, los anticonvulsivos (fenobarbital, fenitoína, primidona), fenilbutazona y antidepresivos tricíclicos (imipramina, desipramina). Cabe que las dosificaciones de estos fármacos deban reducirse. Metilfenidato puede debilitar el efecto antihipertensivo de la guanetidina. El alcohol puede exacerbar las reacciones adversas del SNC a los fármacos psicoactivos, inclusive Metilfenidato. Por tanto, se recomienda que los pacientes se abstengan de beber alcohol durante el tratamiento.

Contraindicaciones:
Ansiedad, tensión, agitación, hipertiroidismo, arritmias cardíacas, angina pectoris grave y glaucoma. Hipersensibilidad al metilfenilato. También está contraindicada en pacientes con tics motores, tics en hermanos o hermanas o con historial familiar o diagnóstico del síndrome de Tourette.

Sobredosificación:
Signos y Síntomas: Los signos y síntomas de sobredosis aguda que se derivan principalmente de la sobreestimulación del sistema nervioso central y simpático pueden incluir: vómitos, agitación, temblor, hiperreflexia, contracciones musculares, convulsiones (seguidas posiblemente de coma); euforia, confusión, alucinaciones, delirio, sudoración, rubefacción, cefalea, hiperpirexia, taquicardia, palpitación, arritmias cardíacas, hipertensión, midriasis y sequedad de las membranas mucosas.
Tratamiento: El tratamiento consiste en las medidas de apoyo oportunas. Se protegerá al paciente contra las autolesiones y los estímulos externos que agravarían la sobreestimulación ya existente. Si los signos y síntomas no son muy graves y el paciente está consciente, se evacuará el contenido gástrico induciendo vómitos o mediante lavados de estómago. En presencia de una intoxicación grave, antes de efectuar el lavado gástrico se administrará una dosis fijada con cuidado de un barbitúrico de efecto breve. Se aportarán cuidados intensivos para mantener la circulación adecuada y el intercambio respiratorio. No se ha determinado la eficacia de la diálisis extracorpórea en caso de sobredosificación de Metilfenidato.


 


 

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