Terapia Cognitiva
Los pacientes que padecen de Crisis de Pánico interpretan
en forma errónea (en general en forma catastrófica) determinados procesos orgánicos
interoceptivos (palpitaciones, mareos, parestesias, hipotensión, etc.). Por ej.
tipicamente un paciente que padece de Trastorno de Pánico ante la percepción de los
latidos cardíacos (palpitaciones) interpreta los mismos como que algo terriblemente peligroso le va a
suceder (morirse o tener un infarto cardíaco), este temor les aumenta aún mas la
intensidad y frecuencia de los latidos cardíacos y estos últimos continúan aumentando
el pánico (mecanismo de retroalimentación). Todos estos procesos se desarrollan
en minutos llevando al paciente a un estado de descontrol y caos psíquico que los lleva a
vivir una experiencia aterradora y, después de la misma, quedar absolutamente exhaustos y
con muchísimo temor a padecer una nueva crisis (ansiedad anticipatoria:
miedo al miedo). Por
otro lado los pacientes que padecen de Trastorno de Pánico tienen un altísimo temor a
morir (todos tenemos miedo a morir, algunas personas más y otras menos, pero este miedo
no nos enferma) e incluso conversar sobre el tema de la muerte les es aterrador.
La Terapia Cognitiva, en este tipo de pacientes, tiene como fin:
1. Que el paciente comprenda los mecanismos psicopatológicos intervinientes en las Crisis
de Pánico para poder romper, mediante un proceso cognitivo, el circuito de
retroalimentación anteriormemente descripto. Por ej. demostrándole al paciente lo
erróneo de su interpretación catastrófica durante la crisis: "Si esto ya le
sucedió muchas veces y en realidad nunca se murió, por más que durante la crisis Ud.
estuvo convencido/a que se moría, tenga presente esto cuando llegue a tener una próxima
crisis. Piense, siento que me muero, pero en realidad no me estoy muriendo, esto
ya me ocurrio muchas veces y nunca nada grave sucedió".
2. Detectar los factores desencadentes o precipitantes (psicológicos o biológicos) de
las crisis para poder así evitarlos o controlarlos (prevención de la aparición
de las crisis). Los factores desencadenates más frecuentes son: estrés psiquico,
enfrentarse a situaciones nuevas o a cambios vitales para los cuales el individuo no se
siente preparado (aunque no sea conciente de ello), el agotamiento físico, la falta de
sueño, el ayuno prolongado o la hipoglucemia (no haber comido durante horas), el
ejercicio o deporte practicado en forma intensa, la hipotensión (en verano por
deshidratación, por ej.), la ingestión de determinadas sustancias o medicamentos (sustancias
panicogénicas).
3. Demostrale al paciente que la ansiedad anticipatoria (el miedo al miedo) hace más
probable la aparición de una nueva crisis, rechazándola cuando aparece y suplantándola
por otro tipo de pensamientos.
4. Enseñarle al paciente técnicas de relajación y de control respiratorio a ser
aplicadas ante la aparición de una nueva crisis.
5. Explicarle a los familiares del paciente en que consiste este tipo de trastorno, que
cosas hacer y que no. Por ej. contenerlo/a durante la crisis y no desesperarse o creer que
realmente se está muriendo. Es común que durante una crisis el paciente diga "me
muero, me muero, por favor ayúdenme, llevenme urgente al hospital o llamen a un médico
ya mismo". Los familiares del paciente deben tener muy claro que el mismo siente
realmente esto, para poder contenerlo, pero que en la realidad nada grave va a ocurrir (ni
muerte ni infarto). De esta forma la contención afectiva por parte e los familiares puede
ir acompañada de palabras de apoyo sustentadas sobre la realidad, tales como:
"Bueno, sabemos que sientes que te estás muriendo pero recuerda que esto ya te ha
sucedido muchas veces antes y nunca nada grave sucedió".
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