Los criterios internacionales de diagnóstico
acorde al DSM-IV TR, son
los siguientes:
Un patrón general de
preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a
expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia, que empieza al principio de
la edad adulta y se da en diversos contextos, como lo indican cuatro o más de los
siguientes ítems:
1. preocupación por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización o
los horarios, hasta el punto de perder de vista el objeto principal de la actividad.
2. perfeccionismo que interfiere con la finalización de las tareas (por ejemplo, es
incapaz de acabar un proyecto porque no cumple sus propias exigencias, que son demasiado
estrictas).
3. dedicación excesiva al trabajo y a la productividad con exclusión de las actividades
de ocio y las amistades (no atribuible a necesidades económicas evidentes).
4. excesiva terquedad, escrupulosidad e inflexibilidad en temas de moral, ética o valores
(no atribuible a la identificación con la cultura o la religión).
5. incapacidad para tirar los objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen un
valor sentimental.
6. es reacio a delegar tareas o trabajo en otros, a no ser que estos se sometan
exactamente a su manera de hacer las cosas
7. adopta un estilo avaro en los gastos para él y para los demás; el dinero se considera
algo que hay que acumular con vistas a catástrofes futuras.
8. muestra rigidez y obstinación.
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